Lola Herrera, actriz: «Para mí el teatro siempre ha sido la vida y ahora lo es más»
La veterana actriz llega el fin de semana al Teatro Jovellanos con 'Camino a la Meca', una obra dirigida por Claudio Tolcachir en la que actúa con su hija
Noventa años acaba de cumplir y está espléndida. Lola Herrera llega el fin de semana próximo a un escenario querido, el del Jovellanos (viernes ... y sábado, 20.30 horas), a la ciudad de su amigo Arturo Fernández, a recuerdos gratos de mucho y buen teatro. La veterana actriz encabeza el reparto de 'Camino a la Meca', un texto de Athol Fugard dirigido por Claudio Tolcachir. Su hija Natalia Dicenta y Carlos Ollala la acompañan en escena para narrar la historia de una mujer real, Helen Martins, una artista sudafricana que desafió las normas de su época.
–Vuelve al Jovellanos, un escenario querido para usted, y en la cuna de su amigo Arturo Fernández.
–Es especial. Con Arturo tenía una amistad y un buen compañerismo y es una persona que recuerdo constantemente, es de los que dejan huella. Y en el Jovellanos, fíjate, la primera vez que fui fue en 1957 y desde entonces no he dejado de ir. Es mucho tiempo y muy buenos recuerdos. La maquinaria tenía fama de ser de lo mejor de España.
–Vuelve además a a Asturias, el lugar del nacimiento de la obra, que se estrenó en Avilés. ¿Cómo ha cambiado desde entonces?
–La obra cogió su cuerpo como suele ocurrir siempre. En el momento que se hacen unas cuantas funciones van encajando los personajes, las situaciones. Tratamos en todo momento, con nuestra pasión, de contar la historia como la primera vez pero con todo lo ajustado y aprendido. Estamos contentos de cómo han ido las cosas. Desde que hemos estrenado, hemos hecho temporada en Madrid con el cartel de 'no hay billetes' todos los días, fuimos a Málaga al teatro de Antonio y también. Ha tenido muy buena acogida.
–¿Cómo se relaciona usted con los personajes a medida que los hace suyos?
–El conocimiento es importante y a medida que te vas metiendo en él salen cosas pequeñas y sutiles. Es una evolución normal, no sé si para todos los actores, porque cada uno tiene sus tiempos y sus formas. Yo me tiro muy de cabeza. Tengo mi propio método, soy autodidacta, no fui a ninguna academia y he ido por libre aprendiendo mucho porque he trabajado con gente muy buena, con directores y directoras estupendos. Durante muchos años en muchas compañías los primeros actores eran empresa y miraban con lupa todo lo que se hacía en el escenario porque ellos estaban allí. De eso se aprende y yo he tenido grandes maestros que iban enseñando un día una cosa, otro otra, y la cosa va cuajando. Imagínate, pero con dos mil años que tengo no he aprendido lo suficiente, porque todos los días se aprende y porque yo estoy con los ojos abiertos y las antenas puestas para degustar todo lo que pueda venir de nuevo.
–¿Qué le enamoró del personaje?
–El personaje en sí, que es un hecho real. Es una mujer muy particular en un lugar muy particular que al cabo de un tiempo de su vida decide buscar su libertad contra la vecindad, un pueblo pequeño, pacato, que no la entienden. Ella defiende su libertad y su soledad y las lleva adelante. El pueblo entero la rechaza y la margina. El texto es muy interesante y los tres personajes son hermosos.
–Una defensa de la libertad muy necesaria estos días.
–Sí, ella fue una de tantas que antes de antes de antes rompieron moldes y empezaron a abrir caminos contra viento y marea. Yo eso lo valoro mucho, porque como todas las mujeres de edad hemos vivido épocas terribles en las que éramos como un mueble, no teníamos derecho a nada. Todos los problemas que tuvimos entonces y que se han ido solventando, aunque no del todo, es gracias a lo que se han movido las anteriores, es gracias a la cadena que se ha hecho en esa lucha de la mujer por encontrar su sitio y ser vista como una persona que decide hacer lo que quiera con su vida.
–Claudio Tolcachir habla maravillas de usted, el público la adora... Tiene que sentirse feliz.
–Lo de sentirme querida me emociona muchísimo. Y que las conexiones sean a través del trabajo, los sueños y la pasión me parece maravilloso. Ser dirigida por Claudio Tolcachir es como el premio de mi vida. A mí edad tener la suerte de trabajar con Claudio ha sido lo más. Sumado a todo lo que he vivido en el camino, porque he tropezado con personas muy interesantes en la dirección, José Carlos Plaza, Josefina Molina... Pero Claudio es un caudal de ideas, con risas, con ternura, te deja probar todo, hay muchas opciones. Es un talento en todo lo que hace.
–¿Y cómo es trabajar con Natalia?
–Natalia es una actriz buenísima. Está feo que lo diga su madre, pero yo lo digo como actriz. Está mucho mejor preparada que yo, sus bases están muy bien puestas, ha hecho de todo, ha cantado, ha bailado... Tiene además algo de todos los Dicenta y ha habido mucha inteligencia en esa familia y muy buen hacer. Trabajar con ella es una delicia. Yo a mi hija no la veo en el escenario, veo al personaje. Es un placer por lo bien que nos entendemos en el escenario.
–¿Girar le gusta? ¿Qué placer le produce estar cada día en un escenario diferente?
–Me parece que es nuestra obligación, que los actores tenemos que llevar el teatro a domicilio, tenemos que ir a las ciudades. Todo el mundo tiene derecho a ir a ver teatro en su ciudad.
–¿Cómo ve el teatro en este momento en que hace falta conexión con el directo?
–Es un momento dulce y será más dulce porque estamos muy saturados de imágenes. Supongo que algún día la gente se desenganchará de la pantalla y si quieren ver algo en directo tienen que ir al teatro y no pueden ver la función mirando al móvil. Yo no entiendo que en los conciertos la gente esté mirando en la pantalla lo que puede ver en directo. Ese frenesí se irá modificando. Y algún día prohibirán lo de los teléfonos, porque es una cosa horrible, para los que están en el escenario, que nos enteramos de todo, y para los vecinos de butaca. Desde arriba lo ves todo y ves cómo se enciende una luz aquí y otra allí. Al teatro hay que entrar y dedicarse a lo que han ido: a ver una función.
–No para de trabajar. ¿Tiene proyectos nuevos?
–Ahora ya no puedo hacer proyectos de futuro. Voy andando y cuando se va terminando una cosa y dependiendo cómo me encuentre voy viendo. Y así haré hasta que algún día tenga de dejarlo. No tengo edad para hacer proyectos pero mi pasión sigue intacta. Para mí el escenario siempre ha sido la vida y ahora es más.
–¿Qué sensación le provoca mirar atrás?
–Pues siento que todo ha ido muy rápido. He tenido bastante suerte. Es una suerte tener 90 años y estar encima de un escenario. El camino ha valido la pena. Ha habido todo, cosas positivas y negativas, pero sobre todo ha habido trabajo y aprendizaje. Me quedo con lo bueno. Y, lo dicho, me parece que fue ayer cuando empecé.
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