Duro Felguera ultima la venta de su sede en Gijón y prevé mudarse a Langreo
La compañía sigue avanzando en su plan de desinversiones y negocia con Serveo traspasar una docena de proyectos de servicios industriales
Duro Felguera está ultimando la venta de su sede del Parque Científico y Tecnológico de Gijón. El edificio, que ya fue puesto en el ... mercado en 2019, permitiría dotar a la empresa de otra inyección económica para mantenerse a flote, tras haber traspasado El Tallerón a Indra. Fuentes del grupo asturiano, aseguraron a este periódico que la operación aún no está cerrada, pero reconocieron que se encuentra en un estado avanzado. De hecho, ya está pensada cuál sería la nueva ubicación de sus oficinas. La opción que se baraja es volver a La Felguera, en Langreo, lugar de origen de la compañía, allá por mediados del siglo XIX, lo que tendría un simbolismo importante a la hora de buscar su renacer. Se plantea la posibilidad de alquilar un espacio en Valnalón, que se emplaza en los terrenos que ocupó la Siderurgia de La Felguera.
Aunque desde Duro Felguera no han querido concretar el importe de la operación del edificio gijonés, Expansión lo cifra muy por debajo de la anterior valoración, que era de 15 millones de euros, lo que podría situarlo por debajo del coste de construcción del inmueble. En su momento se habló de una inversión de 13 millones de euros, pero después sería superior al ser sometido a sucesivas ampliaciones.
La sede central de Duro Felguera fue inaugurada a principios de 2009 para agrupar las líneas de negocio de Energía y Plantas Industriales, así como departamentos corporativos. Entonces, el edificio, de unos 5.000 metros cuadrados, fue habilitado para que fuera ocupado por unos 400 trabajadores, pero posteriormente se aumentó su capacidad.
Aunque la negociación está avanzada, la venta está condicionada a que salga adelante el plan de reestructuración de Duro, que se encuentra en preconcurso de acreedores. El día 1 de septiembre el Juzgado de lo Mercantil número 3 de Oviedo autorizó la tercera prórroga de este proceso hasta el próximo 30 de septiembre. En el auto, el magistrado Rafael Abril advirtió de que «no se concederán nuevas prórrogas, salvo que se acrediten circunstancias extraordinarias y sobrevenidas que justifiquen su necesidad».
Por otro lado, la compañía mantiene su plan de ir desprendiéndose de sociedades y líneas de negocio, tanto para lograr nuevas inyecciones financieras como para ir adelgazando su plantilla. En este sentido, según ha podido saber este periódico, sigue negociando con Serveo la venta de su área de servicios industriales, con una docena de proyectos en España y Portugal, y también la de sistemas inteligentes.
No sería la primera vez que se desprende de filiales para hacer caja o incluso por obligación. En 2021, en plena negociación del rescate por parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), esta ya se quedó con el 40% de Epicom, y para permitir la entrada de los inversores mexicanos, Prodi y Mota-Engil, en el capital obligó a que se deshiciera del otro 60%, que acabó en manos de Indra y Grupo Oesía, por 5,3 millones.
En 2018, ya en crisis, también se vendieron otros activos, como DF Rail a Talleres Alegría en dos fases, primero un 80% y luego el 20% restante, o su filial madrileña Núcleo de Comunicaciones y Control, que fue adquirida por la alianza formada por Inversiones Valinver y el fondo Crescent Hill Capital. Además, por el camino, también desprendió de su sede de Madrid o de la terminal de hidrocarburos Tanques de Cartagena.
Por otro lado, desde el Sindicato de Accionistas Minoritarios cargaron este jueves contra la actual dirección, liderada por los aztecas Grupo Prodi y Mota-Engil México, y expresaron su temor a «una operación acordeón, con una ampliación sin derecho de suscripción preferente para, tras trocear la empresa, quedarse con lo que les interesaba desde el principio para ellos solos y nosotros podemos perderlo todo». Sin embargo, avisaron también de que hasta ahora han guardado silencio sobre muchas actuaciones y que, de confirmarse este extremo, «los socios pueden acabar asumiendo las consecuencias de su responsabilidad».
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