Marlene Bartolomé
«El simulador que se usa para la formación de los estudiantes del grado de Marina se nos queda obsoleto. Hay que renovarlo»
Licenciada en Marina Civil, Sección Puente, en 2003, y tras unos años navegando en buques petroleros y petroquímicos, en 2013 se incorporó al Departamento de ... Ciencia y Tecnología Náutica de la Universidad de Oviedo como profesora asociada. Desde entonces, Marlene Bartolomé (Mieres, 1979) imparte la asignatura de Seguridad Marítima. Dicen de ella sus alumnos que es «muy buena profesora; exigente». Ahora toma los mandos de la Escuela de Marina Civil de Gijón y se convierte así en la primera mujer que la dirige. Hace apenas dos días que se ha 'mudado' al despacho en el que recibe a EL COMERCIO. Releva en el cargo a Rubén González, de quien solo tiene buenas palabras. Ella formó parte de su equipo como subdirectora y jefa de estudios los ocho últimos años y suya fue la única candidatura en un proceso electoral que no requirió llegar a las urnas.
-¿Por qué decide presentarse como candidata?
-Era el último mandato de Rubén. Había que dar un paso al frente, pelear por la Escuela, continuar con el trabajo que ya estaba empezado y avanzar.
-¿Qué balance hace de esos ocho años?
-Hubo muchos retos. Partíamos de una cifra baja de alumnado. Y hubo un problema grave también con el relevo generacional del profesorado. Tanto Rubén como Jesús Maza, el director del departamento, con el que se trabaja de la mano al ser esta escuela tan pequeña, consiguieron revertirlo. Este año estamos muy contentos en cuanto al número de alumnos. En primero, hemos cerrado los dos grados, el de Puente (Náutica y Transporte Marítimo) y el de Máquinas (Marina). Y gracias al esfuerzo conjunto también del equipo rectoral se ha logrado que haya un relevo generacional en el profesorado. Se ha incorporado gente con muchas ganas de de trabajar.
-¿Cuánto tiempo hacía que en la Escuela no había más de trescientos alumnos, como ocurre este curso?
-En los tiempos en los que yo estudié éramos muchos, pero estos últimos años la cifra había caído mucho. Superar los trescientos fue difícil.
-El anterior director creía que la gratuidad de la matrícula ha podido ser un factor determinante en la atracción de alumnado de fuera de Asturias.
-Sí, creemos que eso nos ha ayudado. Solemos tener muchos alumnos de la zona de Levante, de Baleares, gente de la meseta... y que tengan la matrícula gratis pudo haberles ayudado a tomar la decisión de elegir esta Escuela. El propio atractivo de la ciudad ya era un factor importante antes. También creo que ha tenido que ver que nos hayamos volcado en la promoción de los estudios, tanto en centros educativos de la región como de fuera. Todo influye un poco.
-¿Y qué tiene de atractiva la Escuela?
-Una de nuestras grandes fortalezas, yo a veces les digo a los alumnos que para lo bueno y para lo malo, es el ser una Escuela pequeña. La cercanía. A todos los conocemos por el nombre. Y las puertas de estos despachos están siempre abiertas. Eso es algo que suelen valorar muy positivamente.
«Rubén González ha hecho una gestión de la Escuela ejemplar. Se ha dejado la piel día a día»
-¿Quién le va a acompañar en el equipo de dirección?
-Reyes Poo, que seguirá siendo la secretaria académica. Noelia Rivera, que pasa a ser subdirectora y jefe de estudios. Y se incorpora Luis Alfonso Díaz Secades, profesor del departamento de Ciencia y Tecnología Náutica, del área de Construcciones Navales, como subdirector de Calidad y Relaciones externas.
-¿Qué destacaría de la herencia que le deja su predecesor en el cargo?
-Ha hecho una gestión de la escuela ejemplar. Se ha dejado la piel día tras día por solucionar problemas, por proponer proyectos... No tengo más que buenas palabras. Y en lo personal, destaco la gran ayuda que me prestó desde el momento en que entré en la Escuela. Fue mi director de tesis doctoral; me acogió en su grupo de investigación; su apoyo y su ayuda han sido fundamentales para estar donde estoy.
-Entiendo que la intención es que haya cierta continuidad en el proyecto, pero, ¿con qué planes asume ahora esta responsabilidad?
-Sí, este es un proyecto continuista. Mantenernos en el número de alumnos tiene que ser una de nuestras prioridades como Escuela porque, si no hay alumnos, esto no esto no funciona. Eso es lo principal y lo más importante.
-¿Y después?
-Nuestros estudios académicos van de la mano de nuestro título profesional. Los alumnos de Náutica y Marina hacen sus prácticas embarcados como alumnos: doce meses los de Puente y nueve como mínimo los de Máquinas. Luego se presentan a la prueba de idoneidad y obtienen su título profesional. Este título profesional está certificado, homologado por la Dirección General de la Marina Mercante. Nosotros dependemos de esas certificaciones, tenemos que pasar homologaciones, y una parte importante de nuestros estudios es la formación en simuladores. Mi idea es mantener los que teníamos, pero hay uno, el simulador de Máquinas que hay que renovar. El que tenemos está quedando obsoleto. Ya he pedido uno nuevo.
«Creo que ha calado la idea de que hay mucho trabajo. Pero seguimos siendo los grandes desconocidos»
-¿Más propuestas?
-Otra de mis apuestas, que ya era de Rubén, es potenciar las microcredenciales y la formación continua de nuestros egresados. Tenemos que estar al día en nuevos avances, en nuevas instalaciones que puedan ir surgiendo y creo que la fórmula que tiene ahora mismo la Universidad de esta formación continua a través de las microcredenciales nos puede ser muy beneficiosa para titulaciones de expertos, es decir, para cursos de especialidad. Ya las tenemos en marcha. Me explico: la Escuela está homologada para que nuestros alumnos salgan con la certificación especial para buques tanque, pero son certificados que caducan a los cinco años. Las microcredenciales ha sido la fórmula para ofertar a nuestros egresados esa renovación. Hemos arrancado con esas, pero nuestra idea sería extenderlo también cualquier tema de experto que salga. Por otro lado, también pretende continuar con la labor que se está haciendo en cuanto a promover jornadas, charlas y actividades para traer a la Escuela a profesionales del mundo marítimo. Es muy beneficioso para nuestro alumnado, los futuros profesionales de la Marina mercante.
-¿A qué cree que puede responder el tirón de los estudios de Marina Civil en estos últimos años?
-Yo creo que ha calado el mensaje de que hay mucho trabajo. Por ejemplo, hay un relevo generacional importante en las Torres de Salvamento Marítimo, en las torres de control del tráfico portuario. Hay también trabajo ahora mismo en la Administración marítima. Nosotros intentamos hacer mucha promoción de los estudios pero sigue siendo realidad eso de que somos los grandes desconocidos. Muchas veces incluso en la propia ciudad de Gijón la gente no tiene claro qué se estudia en la Escuela Superior de Marina Civil. Muchas veces nos preguntan si somos militares. No. Aquí se estudia para ser tripulantes de buques mercantes, para ser pilotos, futuros capitanes, oficiales de máquinas o futuros jefes de máquinas de la Marina Mercante.
–Pero siguen sin tener la consideración de ingenieros, algo que no ocurre en el resto de Europa.
–Pertenecemos a la rama de ingeniería y arquitectura. Con la nueva ley y los nuevos ámbitos de conocimiento, hay un ámbito de conocimiento que es Ingeniería de la Navegación. No sabemos si ahí vamos a poder cambiar algo.
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