El ascenso del Real Oviedo pinta el Corpus Christi: «Las calles de la ciudad se han teñido de azul»
Alcalde y arzobispo alaban la victoria carbayona como «un paréntesis en la realidad menos festiva de la situación política»
La ciudad de Oviedo vivió este domingo más de una fiesta, pero todas ellas estuvieron teñidas por el mismo color azul. Por un lado, la resaca del ascenso a Primera División del Real Oviedo tras su triunfo contra el Mirandés en el estadio Carlos Tartiere; por otro, el domingo fue el tradicional Corpus Christi en la capital asturiana. Precisamente en el escenario de esta última, a los pies de la Catedral, el alcalde, Alfredo Canteli, aprovechó la mañana de nubes y claros y humedad ambiental para celebrar por partida doble. «Ya éramos de primera en todo lo demás y ahora somos de Primera también en el deporte; no me lo creo todavía, sinceramente, pero es una realidad que ya está ahí y que es muy bueno para Oviedo y para la felicidad de los ovetenses», sentenció.
A él y al resto del equipo de gobierno les esperaba en el pórtico de la nave central la Catedral el deán Benito Gallego para la misa del Corpus Christi, una celebración católica que honra la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, y la posterior procesión por las calles del Oviedo Antiguo, así como la clásica degustación de las fresas, ya a la hora de la comida, en la plaza de Trascorrales entre Cabildo y Corporación. En este caso se devuelve la invitación a comer el caldo que Cabildo catedralicio ofrece cada Domingo de Ramos al Ayuntamiento
No obstante, y metidos en harina futbolística que volvió a llenar las conversaciones tras la celebración de la misa en la Sancta Ovetensis, Alfredo Canteli se tomó un minuto más para ahondar en el mensaje oviedista.
«Yo estoy convencido de que los que son futboleros y los que no lo son están disfrutando del éxito deportivo de nuestro equipo». Agradeció el gran «orden» durante toda la noche, ya que «no hubo ningún problema importante, ninguno», y admitió que del sábado en el Tartiere le quedará una imagen para siempre en el recuerdo. «Yo me quedé con la imagen del campo de fútbol lleno de gente cuando terminó el partido, que es impresionante, pero es que la calle estaba igual». Por otro lado, animó a ovetenses y asturianos a «disfrutar de esta situación, que es muy buena para Oviedo tanto económicamente como en lo deportivo», y que «aporta felicidad a los ovetenses, que es por lo que lucho permanentemente».
También realizó el regidor una sentida mención a la indisposición sufrida por el ex presidente del Real Oviedo, Juan Mesa, durante el partido, que terminó trasladado a un centro sanitario. «Me emocioné mucho y lo pasé mal por eso, que fue allí en directo, una situación muy comprometida. Yo le quiero mucho, tengo una relación con él magnífica y me afectó hasta en la celebración, pero quiero desearle desde aquí que se recupere, que lo tengamos con nosotros unos cuántos años más», aventuró.
¿Qué queda por delante? En lo deportivo, abundó el primer edil ovetense, «confeccionar un equipo que nos mantenga en Primera División y a largo plazo espero que mucho más». Concluyó con un «feliz día del Corpus y Hala Oviedo», a partes casi iguales.
«Hermoso paréntesis»
La misa de Corpus estuvo igual de dibujada de azul carbayón que el resto de la ciudad, con permiso de los niños de la comunión, perfectamente vestidos para la ocasión en las primeras bancadas del templo, muy cerca de las autoridades. El encargado de oficiar, como es habitual, fue el arzobispo, Jesús Sanz Montes. Oviedo, comenzó con solemnidad, «se ha levantado vestido de azul con una gran victoria del Real Oviedo subiendo a Primera; un hermoso pequeño paréntesis en la realidad menos festiva para que las cosas que nos abruman queden por un tiempo al margen».
El arzobispo se tomó la licencia literaria durante su homilía para hablar del ascenso como si lo hubiera vivido otra persona y no él, aunque hay casi 29.759 testigos que afirmaban ayer que Jesús Sanz Montes animó como uno más desde el palco del Nuevo Tartiere.
Tras la misa en la Catedral, tuvo lugar la habitual procesión del Corpus en la que el Cuerpo de Cristo fue llevado bajo palio desde la propia Catedral y por las calles del casco Antiguo hasta de nuevo el templo. Detrás, el arzobispo y el Cabildo Catedralicio, el alcalde, el equipo de Gobierno, y las concejalas de Vox, Sonsoles Peralta y Alejandra González Roqué. Al acto faltaron, como ya viene siendo habitual, los ediles de PSOE e IU-Convocatoria por Oviedo. Durante el trayecto se cortó durante unos minutos la música de la programación municipal Vesu, para que la procesión pudiera progresar con el respeto debido.
Una procesión azul, con la alfombra del escudo del Real Oviedo en la plaza del Ayuntamiento.
Fresas con nata
La jornada festiva del Corpus Christi en Oviedo, más allá de las celebraciones futbolísticas que siguieron hasta bien entrada la noche, se cerró con la tradicional comida de las fresas. Una tradición medieval, según algunos historiadores, y de los años setenta del pasado siglo, según otros, en la que teóricamente, en principio suele pagar la Corporación ambas comidas, el Ayuntamiento responde a la invitación del caldo del Domingo de Resurrección por parte del Cabildo Catedralicio. Ayer, Alfredo Canteli y Jesús Sanz Montes compartieron mantel para degustar un marmitaco, una ventresca de bonito y las tradicionales fresas con nata, acompañados de concejales, sacerdotes y presidentes de las diferentes cofradías y hermandades de Semana Santa.
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