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CECILIA PÉREZ
OVIEDO.
Sábado, 30 de mayo 2020, 01:38
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Fue una despedida muy emotiva. Una treintena de personas asistieron ayer en la capilla del tanatorio de los Arenales a la celebración de la Palabra para dar su último adiós a Juan Carlos Menéndez, 'Juanqui'. El joven falleció este miércoles, a los 19 años, tras ahogarse en las aguas del río Nalón a su paso por Las Caldas.
Las restricciones motivadas por el coronavirus limitaron la asistencia a la celebración, pero en el exterior de la capilla y del propio tanatorio se reunieron más amigos y excompañeros del colegio de Santa Teresa de Jesús, las Teresianas, para arropar a los padres, Juan Carlos Menéndez y María Fermina Marcos, y a la hermana del joven, Lucía. Los tres entraron en la capilla abrazados y ya no se soltaron.
En la capilla, a su lado, permanecieron varios compañeros de la etapa escolar de 'Juanqui', así como su director, Ramón Elíseo Fernández, en representación del equipo directivo donde cursó sus estudios el joven hasta cuarto de la ESO. De hecho, el capellán de las Teresianas fue el encargado de presidir la celebración de la Palabra.
El sacerdote José María Hevia conocía al fallecido desde que tenía dos años y medio, cuando entró en el colegio. Sus palabras, cercanas y con guiños a la simpatía que sentía por el joven, aliviaron en ciertos momentos la carga de dolor que supone para unos padres despedir a un hijo con tan solo 19 años.
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Un adiós que el sacerdote calificó como el «examen final», e hiló este símil con el recuerdo sobre lo «mal» que lo pasaba el joven durante los exámenes en el colegio. «A 'Juanqui' los exámenes le hicieron sufrir un montón», pero en esta ocasión el control «no será de inglés, no va a ser de matemáticas. Al final de la vida nos examinarán del amor. Esta es la asignatura última. El que se salva, sabe y el que no sabe no se salva», precisó. «De esta asignatura, del amor, es de la que se va a examinar ahora 'Juanqui' y seguro que va a sacar muy buena nota». Hevia siguió recordando la figura del joven al que calificó como «un pedazo de pan». «Listos y listillos en el mundo sobran un montón pero buenos, buenas personas, hacen falta muchas personas y él era un buenazo».
Hevia no pasó por alto la gran afición de 'Juanqui' por los coches, recordó que su gran ilusión era sacarse el carné de conducir. También habló de la «fragilidad» de la vida humana, «en estos tiempos de coronavirus nos hemos dado cuenta qué frágiles somos: un simple virus, un pozo de un río, un accidente... ante Dios somos cerámica que se rompe pero, sin duda alguna, Dios nos tiene que dar al final ese premio y esa buena nota».
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Durante la homilía, también resaltó la ilusión de 'Juanqui' por el trabajo, por ganarse la vida. Trabajó en la construcción, como fontanero y aquí fue donde Hevia volvió a tirar de símil: «Los ladrillos son los hombres, el cemento es el amor, la grúa es nuestro esfuerzo y yo quisiera valorar hoy que 'Juanqui' construyó amigos». Algo que se reflejó ayer durante el funeral, pero también el jueves en las escenas de condolencias y apoyo a la familia en el tanatorio.
El sacerdote, después, regaló a los familiares una imagen de la Virgen de Covadonga, que recogió Lucía, la hermana del joven fallecido.
La homilía se vió rota al final por el llanto desconsolado de una familia que agradeció las muestras de cariño hacia su hijo.
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