Indigno Sporting en Castellón

El Sporting cerró la jornada 38 ante el Castellón. Con un partido en el que se podía haber sellado la permanencia tras un nuevo tropiezo del Eldense, pero lejos de cumplir el objetivo, los rojiblancos rozaron el ridículo. El choque fue más propio a amistoso de pretemporada. Ver para creer.

El efecto Garitano duró dos jornadas. Las dos primeras en las que se sentó en el banquillo. Y hay que darle las gracias porque de no haber ganado los dos encuentros, la salvación no estaría tan encarrilada como parece estarlo hasta la fecha. Son siete los puntos de diferencia con doce por disputarse.

El técnico cayó de pie en Gijón, pero las dos últimas semanas le han perjudicado. En primer lugar por la imagen ofrecida de su equipo sobre el terreno de juego. Y después por las decisiones tomadas en Castalia. Desde la titularidad de Diego Sánchez como lateral zurdo, hasta alinear una defensa de cinco jugadores cuando el equipo se encontraba por debajo en el marcador. Algo difícil de entender.

Lo único que favoreció al Sporting es que el Castellón cometió errores de bulto que ayudaron a que los rojiblancos no salieran goleados. Otero fue capaz de marcar un 'hat-trick' en Castalia, pero fue insuficiente. Solo él y Dubasin, estuvieron a la altura del escudo. El resto de los futbolistas se dejaron llevar.

No se salva nadie. Quizás Yáñez, con tres buenas paradas, pueda también salvarse de la quema. Encajó cuatro goles, pero poco pudo hacer ante la pasividad de sus compañeros. El Sporting defensivamente fue una verbena. Ni Diego Sánchez ni Maras ni Pier ni Kevin Vázquez ni Olaetxea… nadie demostró tener ni amor propio.

El Castellón entró en el área como quiso y cuando quiso. Y así logró marcar cuatro goles. Una tarde-noche para olvidar. De no haberse presentado el Sporting al partido se hubiera perdido igualmente, pero se hubiera ahorrado el enfado de su afición y el desastre vivido en el campo. No salió nada.

Lo peor de todo es que aún quedan cuatro semanas. Un mes de competición para intentar salvar la temporada de la mejor manera posible. El resto, mejor olvidarlo. A día de hoy parece que ningún futbolista da el nivel salvo Yáñez, Otero y Dubasin. No debería de ser así. Los jugadores tendrían que tirar de casta, si es que la tienen, para intentar convencer a su gente de que lo sucedido a lo largo del curso es un error que no se volverá a repetir.

El enfado es mayúsculo. Y la frustración de los pocos que dieron la cara es aún mayor. El equipo pareció estar dividido. Con unos futbolistas pensando en las vacaciones y otros con la mente puesta en sacar los partidos adelante por orgullo. Y así es imposible.