Cofiño reivindica el 8 de septiembre como Día de Asturias y a Covadonga como «eje emocional» de la región
El presidente de la Junta General llama a recuperar los consensos transversales entre partidos para afrontar los nuevos desafíos y defiende la Constitución de 1978 y el modelo autonómico como un «rotundo éxito» para garantizar la cohesión territorial. El pleno estuvo marcado por la polémica en torno a la misa en el Real Sitio
El 8 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de Covadonga, patrona de los asturianos, es la «fecha idónea» para celebrar el Día de Asturias porque « ... conecta mejor que cualquier otra con el sentir de la mayor parte de los asturianos». El presidente de la Junta General, Juan Cofiño, reivindicó este viernes esta efeméride -con motivo del pleno institucional que la Cámara asturiana acoge cada año en el marco de las celebraciones del Día de Asturias-, vinculada a la Batalla de Covadonga y al origen del Reino de Asturias, como emblemática para todos los asturianos porque conmemora un «hito histórico» no sólo para el Principado sino para toda España.
La reivindicación por parte de Cofiño coincide con la intención del presidente del Principado, Adrián Barbón, de impulsar una ley autonómica que regule oficialmente el Día de la Bandera de Asturias y los reconocimientos asociados al 25 de mayo, fecha en la que el pueblo asturiano decidió ir a las armas contra el ejército de Napoleón, lo que ha generado en la región ciertos recelos sobre la posibilidad de que se pretenda con esta iniciativa restar protagonismo al tradicional Día de Asturias, de carácter más religioso. Sobre esta cuestión, Juan Cofiño quiso subrayar en su discurso que la fecha histórica del 8 de septiembre trasciende creencias religiosas. Así, haciendo suyas las palabras de Pedro de Silva durante la comisión especial creada en 1984 para la elección de esta fecha, y refiriéndose a Covadonga como «el eje emocional de Asturias», Cofiño destacó que esta afirmación sigue teniendo «plena validez cuatro décadas después, sin perjuicio de los credos religiosos de cada cual». Y es que, argumentó, Covadonga «constituye un hito histórico de referencia en la historia de Asturias y de España».
Constitución de 1978 y Estado de las Autonomías
Como viene siendo habitual en cada pleno institucional, Cofiño también aprovechó su intervención para poner en valor la Constitución de 1978 y el modelo autonómico, al entender que han sido un «rotundo éxito, sin perjuicio de la necesidad de corregir defectos y producir ajustes que el transcurso del tiempo y las coyunturas políticas imponen», ya que, valoró, han permitido acercar los servicios públicos a la ciudadanía y reforzar la cohesión territorial.
El presidente de la Cámara quiso además poner sobre la mesa los desafíos a los que se enfrenta la sociedad, como mejorar la distribución de la renta, garantizar el acceso a la vivienda para las nuevas generaciones y gestionar la inmigración con criterios de convivencia y humanismo. «Los recientes episodios en el levante español, que terminaron impidiendo la libertad de culto, son una señal de alarma de la que debemos tomar nota», advirtió.
Y anotó que estos retos únicamente se podrán afrontar con un modelo autonómico renovado, para lo que ve imprescindible «la recuperación de viejos consensos entre partidos, superadores de la política de bloques enfrentados que impiden construir respuestas satisfactorias a los problemas». «Urge, en consecuencia, construir acuerdos transversales entre partidos para afrontar los retos que nos esperan», reclamó el presidente de la Junta, quien quiso recordar que los grandes logros del país —como la Constitución, el Estatuto de Autonomía, los Pactos de la Moncloa o la derrota del terrorismo de ETA— se consiguieron gracias al diálogo y entendimiento entre diferentes fuerzas.
«Necesitamos construir consensos, incluso para celebrar, sin gestos inamistosos, ni palabras desabridas el propio Día de Asturias, que es el de todos nosotros. Un día para celebrar, aparcar nuestras legítimas opiniones, y celebrar en comunidad», reclamó la segunda autoridad de Asturias, quien ya ha confirmado que asistirá a la misa del Día de Asturias en Covadonga —a la que se ausentó el año pasado por discrepancias con el arzobispo de Oviedo— en aras de proteger las relaciones institucionales. Le escuchaba atentamente desde su escaño su amigo y presidente del Principado, Adrián Barbón, quien ya ha manifestado que él volverá a causar baja en la homilía en el Santuario por sus diferencias con Jesús Sanz Montes. Irá a misa ese día, como católico, pero en otra parroquia.
Y es que esta homilía fue el eje de buena parte de las intervenciones en el pleno. El presidente del PP, Álvaro Queipo, respaldó la decisión de Cofiño de asistir al Real Sitio y reprochó a Adrián Barbón que «no estuviera a la altura de Asturias». Carolina López, líder de Vox, calificó la ausencia del presidente como una falta de respeto a las tradiciones asturianas, mientras que el portavoz de Foro, Adrián Pumares, advirtió de que la misa «no es sólo un acto religioso, es un símbolo», y criticó su «uso partidista». En el lado opuesto, el portavoz de IU-Convocatoria por Asturias, Xabel Vegas, expresó su deseo de una Asturias en la que «no tengamos que soportar discursos de odio por parte de arzobispos que pretenden dinamitar nuestra convivencia con soflamas misóginas, homófobas o racistas», pero también, espetó, «con unas instituciones públicas verdaderamente aconfesionales, incluyendo la máxima representación de esta Junta».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión