Coronavirus | Las familias amenazan con dejar a sus hijos en casa «si no hay plena seguridad en las aulas»

«¿Que las familias están contentas? En absoluto. ¿Con quién ha hablado la consejera?». La pregunta la hace Alicia García, madre de tres hijos: una niña de Primaria en el colegio Asturias, un alumno de primero de Bachillerato en el instituto Doña Jimena y otro de grado medio de FP en el Revillagigedo. En uno de los dos coloquios organizados por EL COMERCIO, expresa el sentir general de muchas asociaciones de padres y madres de la pública -compartido sin fisuras con los de la concertada- después de que la titular asturiana de Educación, Carmen Suárez, señalara en la Junta la satisfacción de los progenitores con las medidas avanzadas por su departamento esta semana. Esto es, que el curso será presencial, que las ratios hasta cuarto de Primaria (incluido) serán de 20 niños por aula y no de 25 para mantener el metro y medio de distancia y, en consecuencia, se contratarán 400 docentes con los 30 millones de fondos que percibirá Asturias. Habrá turnos para el comedor y, en manos de los equipos directivos queda, entre otros cometidos, ordenar las entradas y salidas y los recreos, y se buscarán edificios municipales para «tres o cuatro centros» de Gijón y Oviedo sin espacio disponible.

Pero las familias no están tranquilas. Al igual que a directores de centros y profesores, les asaltan muchas dudas ante la falta de «instrucciones claras a trece días de cerrar la organización del curso escolar. Es alarmante».

No entienden por qué las ratios no se reducen en todos los niveles. «En mi caso -dice Alicia-, los tres se contagiaron y están en distintos rangos. No me parece coherente que rebajar el número de alumnos por aula dependa de la edad. El riesgo de contagio es el mismo». «Respiran el mismo aire y, en invierno, se va a ventilar poco. Ya ha habido contagios masivos. Está claro que cuanto más rebajas la ratio, reduces el riesgo», añade Pilar García, madre de un niño de cuarto de Primaria en el colegio Asturias y de una alumna que empieza primero de la ESO en el instituto Número 1.

La dificultad que ven para crear 'grupos estancos' -sin contacto con otras unidades-, la rotación de maestros especialistas (Religión, Llingua...) y la falta de un 'plan B' ante los diferentes escenarios que pueden surgir por rebrotes les inquieta. De ahí que manifiesten que dejarán a sus hijos en casa «hasta que no haya plenas garantías de seguridad». Lo dicen en ambas redes. Hay quien avisa que incurrirían en una ilegalidad en el caso de la enseñanza obligatoria. «Y ¿qué van a hacer? ¿Van a venir los Servicios Sociales a casa?».

Familias y docentes comparten que el curso sea presencial, pero con seguridad (en institutos «saturados» como los de Gijón plantean el doble turno -ESO por la mañana y Bachillerato por la tarde- y reforzar el personal de limpieza) y «tomando decisiones ya».

Lo indican la presidenta y secretaria de la Asociación de Directivos de Secundaria (Adespas), Milagros Madiedo y Ana María Aguirregoitia (directora también del IES El Piles), respectivamente. «La sensación que tenemos es que el tiempo se está desperdiciando cuando a 8 de junio otras comunidades ya han publicado las instrucciones ante los distintos escenarios que puedan plantearse», como la enseñanza totalmente presencial, qué hacer en casos de contagio o si se vuelve al confinamiento. «Nosotros, en nuestra competencia, podemos tomar decisiones sabiendo condiciones y escenarios y ejecutar. Pero no sabemos nada desde el 27 de abril y el curso empieza como siempre».

Aguirregoitia plantea que haya «especialistas que supervisen los planes de ejecución, porque no somos expertos en seguridad». De forma similar opina Yolanda López, directora del colegio Jovellanos. «Puedo albergar a 20 niños por aula, pero tengo millones de preguntas. Lo más complicado son las entradas y salidas. Hasta ahora, entraban en una doble fila. Ahora tiene que ser en una, dejando tres peldaños entre uno y otro. Si tienen que entrar 640 niños a las nueve, me dan las diez entrando. Habíamos planteado reducir una hora el horario y evitar el recreo, y si Educación Física tiene que compartir el mismo espacio del recreo, ¿va a impartirse o no? Sería bueno que los inspectores hablasen con los directores y ver centro a centro».