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La investigación del crimen del ganadero riosellano se centra en su entorno
«Los últimos tiempos no fueron fáciles para 'Toño', pero con mi hermana estaba muy bien. De hecho, estaban planeando una boda»
La Guardia Civil avanza con las investigación del crimen del ganadero riosellano José Antonio Otero Toraño. Las pesquisas de la Unidad Orgánica de Policía ... Judicial de la Comandancia de Asturias se centran en el entorno la víctima, una vez descartadas otras posibles vías que han llegado a punto muerto.
Los trabajos continúan, a la espera del análisis completo de las antenas de telefonía del entorno de Cuevas del Agua y de las cámaras de seguridad de la zona, que en un primer análisis no habría arrojado rastro alguno de los dos supuestos individuos que atacaron encapuchados al hombre de 60 años a la entrada de su casa, según relatan su pareja y su cuñada.
Ambas mujeres estaban en la vivienda cuando se produjo el violento episodio. La pareja habría presenciado presuntamente los hechos, si bien asegura que todo ocurrió tan deprisa y estaba tan nerviosa que no puede aportar una descripción detallada de los agresores. «No puede decir ni con qué le pegaron porque no lo sabe, no lo vio», explica Magdalena Berjón, la cuñada de la viuda.
Ella asegura que estaba en el piso de arriba y que no escuchó absolutamente nada. Eran las 12 y pocos minutos de la mañana cuando llamaba a los servicios de emergencia pidiendo ayuda porque su cuñado había sido golpeado y estaba malherido. Los sanitarios del SAMU únicamente pudieron confirmar su fallecimiento.
La autopsia que se la practicó al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Oviedo determinó que el hombre había recibido golpes en la cabeza con un objeto contundente, lo que le habría provocado una parada cardiorespiratoria. Cuando los servicios médicos llegaron al lugar la víctima todavía estaba con vida, si bien no pudo salir adelante.
«Tenía problemas personales»
Magdalena Berjón asegura que «los últimos tiempos no habían sido fáciles para 'Toño' por lo problemas económicos que atravesaba la ganadería por la caída de la venta de leche». «Tenía además algún problema personal, pero con mi hermana estaba muy bien, de hecho habían planeado hasta una boda», apunta.
La pareja de la víctima, Mar, «está muy afectada, pero la vida continúa, sigue teniendo que atender al ganado y a los animales, hay que tirar para adelante». Ambas mujeres declararon como testigos el viernes en el cuartel de la Guardia Civil. Las pesquisas avanzan. Se trata del mismo grupo de la Policía Judicial que resolvió el crimen del concejal llanisco Javier Ardines, atacado por dos sicarios.
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