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Pedro Nieva, considerado autor intelectual, ayer, durante el registro en su vivienda de Belmonte de Pría, acompañado de agentes de la Guardia Civil. DANIEL MORA

Tres meses de vigilancia 24 horas al día hasta atrapar a los asesinos del concejal de Llanes Javier Ardines

La intervención de las comunicaciones y los restos de ADN del escenario del asesinato, claves en la investigaciones

OLAYA SUÁREZ

Jueves, 21 de febrero 2019, 03:47

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Llegó a su casa de Belmonte de Pría, en la que en el pasado había invertido dinero e ilusiones, de forma muy distinta a las incontables veces en las que lo hacía con sus dos hijos y su mujer para pasar fines de semana y vacaciones marcadas por las playas, las fiestas y el descanso. Ayer Pedro Nieva accedía a la vivienda con las manos engrilletadas, tratando de ocultar su rostro con una chaqueta con capucha, sin los cordones de las zapatillas deportivas por el protocolo antisuicidio de los detenidos y asido de cada lado por un agente de la Guardia Civil.

El considerado por los investigadores el inductor del crimen de Javier Ardines asistió a primera hora de la mañana de ayer al registro domiciliario con gesto serio y con un evidente deterioro físico. Con barba larga, más peso y la mirada siempre al suelo. Durante dos horas, desde las nueve hasta las once, fue conducido por los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) por las diferentes estancias de las dos plantas de la casa. Palmo a palmo, en compañía de la secretaria del juzgado de Instrucción de Llanes, encargado del procedimiento, los funcionarios revisaron armarios, estanterías, los cajones de la cocina y hasta los bajos de los colchones. Buscaban alguna prueba e indicio que pueda aportarse a la investigación.

Inspeccionaron la vivienda principal, para continuar luego por el garaje -contiguo a la casa pero sin conexión interior- y terminar por el porche anexo cerrado. Llegaron incluso a utilizar una escalera de mano para rastrear en el falso techo. Después de dos horas de trabajo, la comitiva abandonó el lugar. Primero el detenido, en un coche policial de vuelta al cuartel de Llanes, detrás el resto de agentes con las tres cajas que sacaron de la casa con objetos y documentación recopilada que se ha aportado al juzgado.

Quiebra de la empresa

La casa revisada a fondo, la de Pedro Nieva y su familia, la compraron en 2016 y la rehabilitaron prácticamente por completo. Fueron el propio Ardines y su mujer, Nuria, los que les animaron a comprar la casa, ubicada a apenas 100 metros de la suya cuando esta se puso a la venta por los antiguos dueños. La adquisición coincidió con el peor momento de la empresa de suministros eléctricos que regentaba y en la que también trabajaba su esposa, prima de la viuda. La compañía entró por aquella época en concurso de acreedores. A los amigos que frecuentaban en Llanes siempre les extrañó el alto poder adquisitivo de la familia: dos chalés, uno en Pría y otro en Amorebieta; dos coches de alta gama, motos y muchos gastos en ropa, viajes y caprichos.

El registro realizado en la propiedad llanisca no habría aportado pruebas relevantes para la investigación. No así la casa de Amorebieta y la sede de su empresa. En ese local, según ha podido saber EL COMERCIO, los agentes localizaron dos escopetas y un rifle. El entorno de Pedro Nieva señala que «no es aficionado a la caza, por lo menos nunca nos dijo que fuese a cazar».

Vídeo.

Esas armas están ya en el cuartel de Llanes, a la espera de ser presentadas ante la jueza instructora cuando los tres detenidos pasen a disposición judicial junto al resto de pruebas que se aportan a la causa. El cuarto arrestado está pendiente de su extradición desde Suiza. Es por ese motivo, por la ausencia de uno de los presuntos asesinos materiales, por lo que la reconstrucción de los hechos en el camino en el que mataron al concejal no se realizará ahora.

Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Policía Judicial de la Comandancia de Gijón tenían ya fijado el objetivo desde el pasado mes de noviembre. Sometieron al primo político de la víctima a una vigilancia exhaustiva las 24 horas. Noche y día para estudiar todos sus movimientos y para evitar un intento de fuga. Su domicilio en Amorebieta contó con una constante y discreta presencia policial. Además, todas sus comunicaciones fueron intervenidas por orden judicial. De esta forma consiguieron poco a poco ir armando el puzzle, a lo que se sumaron los resultados de las pruebas biológicas obtenidos de los restos recogidos en el escenario del crimen y del cadáver del concejal de Izquierda Unida a quien, supuestamente, Pedro Nieva encargó matar por celos. Creía que mantenía una relación íntima con su esposa.

Para ello, según las pesquisas, contrató a los dos ciudadanos argelinos. Los puso en contacto, supuestamente, el cuarto detenido, un bilbaíno amigo íntimo de Pedro Nieva que no tendría relación alguna con Llanes. Los tres pasaron la primera noche apresados en distintas dependencias de la Guardia Civil para evitar que se comunicasen entre ellos. El considerado inductor del crimen permaneció en el cuartel de Llanes; el hombre de origen argelino -uno de los dos supuestos autores materiales-, en la Comandancia de Gijón; y el otro detenido de origen español, en el cuartel de Langreo. En la tarde de ayer, reunieron a los tres de nuevo en el cuartel llanisco para comenzar los interrogatorios en presencia de sus respectivos abogados. Fueron varias horas, durante las que los agentes se entrevistaron de forma individual con cada uno de ellos. En una primera conversación informal momentos después de su arresto de madrugada en su casa de Amorebieta -en la que también estaban su esposa y sus dos hijos-, le dijo a los agentes que «solo había encargado que le diesen un susto, no que le matasen». Ayer se negó a declarar ante la Guardia Civil.

Los dos ejecutores del plan hicieron un ensayo general los días antes del crimen. Colocaron dos vallas de obra en el camino por el que sabían que Javier Ardines tenía que pasar en coche de madrugada para dirigirse al puerto para salir a faenar. En esa ocasión, vieron sus movimientos, pero no actuaron.

Fue en la madrugada del 16 de agosto cuando el concejal se bajó del coche para retirar las vallas que nuevamente cerraban su trayectoria, cuando le abordaron, le pegaron un fuerte golpe por detrás con un objeto contundente que aún no ha sido identificado. La víctima consiguió echar a correr en un intento desesperado por zafarse de sus asesinos. Lo alcanzaron a 60 metros de su furgoneta y ahí lo remataron asfixiándolo. Aunque el cadáver presentaba golpes, la causa del deceso fue la asfixia.

La viuda fue la que primero puso sobre la pista a los investigadores sobre el «extraño comportamiento» de su prima y el marido de esta. Los dos matrimonios además de familia, eran íntimos amigos.

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