La mayor inversión de la era Mittal, en mitad de la incertidumbre en las plantas asturianas
Mil operarios construyen las baterías de Gijón, mientras que Avilés dejará de producir cok por primera vez en 63 años
NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Lunes, 30 de septiembre 2019, 03:15
Las plantas asturianas de Arcelor viven una auténtica paradoja. Sumidas en una crisis que ha llevado a su dirección a calificar la situación de las factorías de «emergencia total» debido a los problemas que afectan al sector, estas instalaciones, sin embargo, se preparan para su futuro con la mayor inversión de la era Mittal. La reconstrucción de las baterías de cok de Gijón, que encara su fase final, suponen alrededor de 150 millones de euros en tres años. En ella trabajan en la actualidad cerca de un millar de operarios de empresas como Imasa, la UTE Imasa-Liz, Daorje, Dragados, Cosermo y Duro Felguera, en una carrera contra reloj para cumplir los ajustados plazos que se han fijado. Además, está previsto acometer en noviembre la segunda fase de la remodelación de la acería de Avilés, para la que se desembolsarán otros 60 millones, y la mejora del horno alto 'B'.
Las obras que el gigante siderúrgico está desarrollando en las factorías asturianas suponen un balón de oxígeno para las auxiliares y los trabajadores de plantilla dentro de un contexto de extremo pesimismo, marcado por los malos resultados derivados de la debilidad económica, la guerra comercial con el desvío de productos extracomunitarios hacia Europa, el aumento de los costes por el alza de los derechos de emisión de CO2 y de la cotización de las materias primas e, incluso, la incertidumbre política. Las obras son un clavo ardiendo al que agarrarse entre anuncios de paradas y advertencias de que, lejos de mejorar, la situación irá a peor.
En este momento de incertidumbre absoluta, las factorías asturianas se preparan para una transición compleja. A partir de esta semana, por primera vez desde hace 63 años, las plantas asturianas no producirán cok siderúrgico. El último deshornado de las viejas baterías de Avilés se producirá este lunes, mientras que las de Gijón no iniciarán su actividad hasta la segunda quincena de noviembre -solo podrán estar a plena capacidad a partir de mediados de 2020-. En este periodo, los hornos altos de Gijón funcionarán con cok almacenado y el que se traiga de la planta polaca de Zallady Koksowncze Zdzieszowice (ZKZ). En un principio se calcula que se importarán unas 30.000 toneladas mensuales, lo que utiliza uno solo de los dos hornos altos. Esto se debe a que el 'B' se parará en noviembre para una reforma -se cambiarán los circuitos de refrigeración, se instalará una captación adicional para reducir las emisiones difusas y se preparará para permitir la inyección de gas de cok-. La obra coincidirá con la de la segunda fase de remodelación de la acería avilesina, pero al finalizar los trabajos el horno se mantendrá parado hasta una posible recuperación del mercado.
De cumplirse el calendario, Arcelor no producirá nada de cok en Asturias durante casi dos meses. De las viejas baterías de Avilés ya solo quedan en funcionamiento la tres, que se puso en marcha en 1958, y la cuatro, que echó a funcionar en 1959. Las otras seis que sobrevivían ya han sido apagadas. En realidad, llegaron a ser diez, pero la nueve y la ocho, puestas en marcha hace justo medio siglo -octubre y noviembre de 1969- dejaron de funcionar poco después. El resto se mantuvo en activo hasta ahora, incluso tras el incendio que sufrieron hace un año, cuando ya se había decidido su desmantelamiento.
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Para sustituir esta vieja instalación, Arcelor decidió reconstruir las antiguas baterías de cok de Gijón, que estuvieron activas hasta 2013, una remodelación que, básicamente, ha supuesto levantarlas de nuevo. Con la elección de este emplazamiento se pretende ganar en eficiencia, ya que se suprimirán numerosos traslados y se reducirán costes. Hasta ahora, el mineral tenía que viajar de Aboño a Avilés para abastecer a las baterías y el cok, posteriormente, se transportaba de esa ciudad a los hornos altos de Gijón. Ahora, todos esos trayectos se suprimen, aunque parte del arrabio tendrá que seguir viajando desde Veriña hasta la acería avilesina.
Además, el emplazamiento gijonés ofrecía otras ventajas, como el hecho de estar más alejado de la ciudad y la posibilidad de realizar las obras mientras se seguía produciendo cok. Sin embargo, los retrasos en los permisos, los problemas de calidad con el refractario -el material que cubre el interior de los hornos- que ya se había instalado y el desabastecimiento de este a nivel global han provocado una importante demora en la puesta en funcionamiento de las baterías gijonesas. A su vez, el incendio en las de Avilés y la crisis del sector -con recorte de producción y excedentes de cok- llevó a Arcelor a adelantar el cese de actividad en las viejas, que a partir de mañana iniciarán su proceso de apagado, con la inertización de conductos y la instalación de sistemas de presurización y bombeo definitivos para que sean entregadas al Sepides cuando finalice diciembre. Química del Nalón ya se hará cargo de la depuradora a partir del martes.
Entre ambas instalaciones habrá 63 años de diferencia y muchas mejoras, sobre todo, de eficiencia y ambientales. Las ocho baterías de Avilés, con 30 hornos cada una (240 en total), producían 1,2 millones de toneladas frente a las 1,1 que saldrán de las de Gijón, dos baterías de 45 hornos cada una, ocultos bajo dos cubiertas. Ese desfase se solucionará con el reaprovechamiento del gas de cok -uno de los subproductos que se generan- en los hornos altos y que permitirá ahorrar unas 40.000 toneladas en cada uno. Además, el cok será de mejor calidad.
Mientras que los hornos de la primera batería ya están listos y en fase de calentamiento (se encuentran a unos 200 grados y tendrán que alcanzar 1.200), los operarios siguen trabajando en la segunda -su primer deshornado está previsto para marzo- y el resto de instalaciones asociadas, como la planta de subproductos, que tiene el objetivo de reducir los efectos contaminantes de la coquería e incluye una planta de tratamiento biológico de aguas residuales. Además, se realizarán importantes mejoras en las instalaciones de lavado de gas de cok y se buscará un óptimo aprovechamiento de los diferentes subproductos -gas, alquitrán, sulfato amónico y benzol- generados por las baterías. También se estrenará un sistema de captación de polvo de deshornado y se añadirán equipos como una planta de desorción de NH3 y SH2, una de craqueado de amoníaco y azufre elemental, una de agua amoniacal fuerte, una de generación de vapor, un equipo de agua desmineralizada y nuevos equipos de agua refrigerada.