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Duro Felguera se encuentra en una situación crítica, ahogada por las deudas y a tan solo un mes de que venza el plazo de ... la prórroga del preconcurso de acreedores que consiguió el pasado mes de marzo. Las opciones de supervivencia pasan ineludiblemente por la capitalización de los préstamos por parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) antes del próximo 11 de junio. Esa operación, que parecía más encaminada hace unas semanas, convertiría en máximo accionista de la compañía a un organismo estatal que, por el momento, recela de la misma, según fuentes conocedoras de la situación.
A raíz de la pandemia, la SEPI inyectó a través del Fondo de Apoyo para la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE) 120 millones de euros de liquidez a la centenaria compañía asturiana. La aportación económica se realizó en dos fases y mediante tres préstamos, dos participativos, por importe de 100 millones de euros, y otro ordinario por 20. Además, el Principado aportó otros seis mediante la Sociedad Regional de Promoción (SRP).
El temor en el seno del organismo público es que la capitalización de dichos créditos siente un mal precedente y pueda servir de justificación a otras empresas a las que también concedió préstamos para no afrontar sus pagos. Sobre todo, teniendo en cuenta el dinero que Duro Felguera ha dilapidado en los últimos años, no solo el de la SEPI o el del Gobierno del Principado, sino también los 90 millones de la ampliación de capital que aportaron los actuales máximos accionistas de la compañía, los aztecas Prodi y Mota-Engil México. Por eso mismo, las negociaciones están siendo complejas y no acaban de cristalizar, aunque no se descarta la posibilidad de alcanzar un acuerdo antes de que finalice el preconcurso.
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El problema es que la capitalización de la deuda es condición necesaria para evitar la quiebra de la ingeniería asturiana, pero no suficiente. Un paso muy importante para la viabilidad de la compañía fue el acuerdo alcanzado a mediados de abril con Sonelgaz para dar carpetazo al proyecto de Djelfa y a la reclamación por parte de la energética argelina de 413 millones de euros.
La solución a ese problema supone un alivio financiero ya que permitirá liberar más de 50 millones de euros en avales y, al mismo tiempo, se podrán revertir los 100 millones de pérdidas sobre el patrimonio atribuidas en la reformulación de cuentas a la que obligó la CNMV ante el litigio con Sonelgaz, pero Duro Felguera necesita liquidez para seguir operando y poder pagar las nóminas de la plantilla. En ese sentido, solo hay dos opciones: encontrar un nuevo inversor o realizar desinversiones.
Como la primera es complicada –especialmente después de que los mexicanos hayan visto dilapidada su inversión en apenas dos años–, la compañía se ha centrado en explorar la segunda vía. En ese contexto se produjo el anuncio de Ángel Escribano, presidente de Indra, en el que confirmó su intención de adquirir 'El Tallerón' de Duro Felguera para construir vehículos blindados en Gijón, dentro del plan de expansión de la multinacional española. La operación, de momento, no se ha cerrado y mientras tanto Indra busca otras plantas en Asturias en las que poder desarrollar su capacidad industrial.
La coyuntura actual, pese a la incertidumbre económica, puede jugar a favor de Duro Felguera. El Gobierno del Principado, que ha acometido una reorganización en el ámbito industrial tras la dimisión de la consejera Belarmina Díaz (sus competencias las ha asumido Borja Sánchez), quiere evitar la quiebra de una compañía histórica con un gran peso en la región, más de 100 años de trayectoria y más de 1.000 trabajadores. Y sobre todo en el contexto actual, en el que muchas compañías importantes con presencia en Asturias afrontan recortes de producción y de personal, como es el caso de Arcelor.
En cualquier caso, tanto el Gobierno de España como el de Asturias son conscientes del desembolso de dinero público que han supuesto ya las inyecciones de dinero en la ingeniería asturiana sin que esta haya sido capaz de reconducir o corregir su situación de insolvencia.
Así, durante los próximos 30 días, la dirección de Duro Felguera deberá trabajar contrarreloj para tratar de evitar el abismo financiero. En caso de no alcanzar un acuerdo con los acreedores o de no encontrar la fórmula para incrementar el capital, la compañía quedaría desprotegida a partir del 11 de junio, lo que la abocaría a la causa de disolución y a su desaparición.
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