Devoro el periódico a primera hora. A veces incluso, presa del insomnio, espero a que la app Kiosko y Más actualice la portada de madrugada ... para quedarme dormido sabiendo que ya casi he puesto un pie en el día de mañana. Esta semana, me ha llenado de nostalgia y casi tristeza, ver las piscinas de la Universidad Laboral en ese estado decrépito. No sabía que estaban así. Allí aprendí a nadar. Un curso de verano, unas semanas de autobús desde El Llano hasta el imponente recinto de la Universidad y mucho miedo los primeros días. Recuerdo a los monitores con una especie de gancho largo con el que subían a flote a los que se hundían. Eran preciosas, con esos puentes, grandes y limpias. Ojalá que vuelvan a lucir así y que aprendamos que es más barato cuidar que abandonar y rehabilitar.
Aplaudo la valentía de una hostelera capaz de reabrir el Chaflán en un tiempo récord. Por lo que veo en las fotos con un notable éxito de público y con la misma estética del chigre que Víctor y su familia nos regalaron durante tantos años. Alucino con el concepto de 'cachopo descapotable' y me quedo con ganas de comprobar cuántas recetas han sido incluidas en el contrato de traspaso. Si las gambas al ajillo siguen siendo las mismas, me vale.
Veo a Villa en la ciudad, premios Quini. Los presidentes de Sporting y Oviedo juntos. David Guerra habla de normalidad. David Guerra se expresa muy bien y tiene el difícil papel de no decir nada nunca. Debe ser complicado hablarle a los gijoneses pensando en los mejicanos y gestionar para los mejicanos pensando en los gijoneses. Un lío que no creo que acabe muy bien, ni para él ni para nosotros. (¿Dios mío, quién fichó a Caicedo?).
Y me enfado mucho con la burocracia que se 'enfrenta' a los proyectos de la Universidad Europea en Gijón y el Hospital Quirón. Como vivo a un palmo de sus instalaciones en Madrid, no termino de ver dónde está el problema para que ambas instituciones emprendan en una ciudad que necesita urgentemente jóvenes y empleos directos e indirectos. Llevamos años espantando a la gente a base de impuestos y ahora también de barreras a la iniciativa privada con el recelo de que quienes invierten querrán ganar dinero. Tremendo. ¿Tenemos solución? Sí, sin duda, pero como las piscinas de la Laboral es mejor hacerlo ya que cuando todo esté en ruinas.
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