La propietaria de la 'casa de los horrores' también notó que ocurría algo sospechoso
Pidió fotografías del interior de la casa al padre de los niños porque creía que no se estaba haciendo un uso adecuado de la vivienda
El aislamiento extremo de la familia alemana en la 'casa de los horrores', el chalé de la zona rural del que fueron rescatados el pasado 28 de abril tres niños de entre 8 y 10 años que vivieron encerrados junto a sus padres durante casi cuatro años, no sólo suscitó las sospechas de los vecinos. También de la propietaria de la vivienda, alquilada por el matrimonio –en prisión provisional– en octubre de 2021, que presagiaba que ahí dentro podría ocurrir algo fuera de lo común.
La dueña del inmueble, según ha podido averiguar EL COMERCIO, creía que no se estaba realizando un uso correcto de la casa y pidió al inquilino –el padre era el único censado en el domicilio– a través de la inmobiliaria que había gestionado el arrendamiento una serie de fotos del interior del chalé.
El alemán hizo lo que se le pedía y envió una serie de fotografías en las que se pudo comprobar que en una de las habitaciones se había instalado un escritorio y dos cunas en aparente buen estado en otra. En ellas dormían los dos niños de 8 años.
Fue a mediados de abril, tras la llamada de una vecina al servicio de Infancia y Familia del Ayuntamiento, cuando la Concejalía de Seguridad Ciudadana inició la investigación que culminó con la detención de los padres y el rescate de los niños. Sin embargo, en diciembre del año pasado, un vecino de una vivienda cercana ya había puesto en conocimiento de la Guardia Civil la actitud sospechosa del alemán.
Con ello, los agentes se personaron en el domicilio a mediados de febrero y allí se entrevistaron con el padre. Este les dijo que, efectivamente, vivía en la zona desde hacía tres años junto a su esposa y tres hijos, que estos se encontraban escolarizados en un colegio de la capital asturiana y que asistían a sus clases en transporte público, ya que él carecía de vehículo particular. También les indicó que ejercía su actividad profesional desde su domicilio de Oviedo.
En ese sentido, la Guardia Civil no detectó en principio ningún ilícito penal, si bien se mantuvo la investigación en previsión de nuevas indagaciones.
Se trata de un caso insólito en Oviedo. El matrimonio está acusado de sendos delitos de maltrato y abandono de menores, y es previsible que también se les impute otro de detención ilegal. Los niños se encuentran bajo la tutela del Principado en un centro de menores.
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