«La Guardia Civil me preguntó si mi hermana podía haber matado a Toño», dice la cuñada del ganadero de Ribadesella
Magdalena Berjón asegura que ya desde el primer momento los investigadores sospecharon de la viuda
La Guardia Civil continúa su camino en la investigación del crimen del ganadero de Ribadesella: Toño Otero Toraño. La nueva versión aportada por Magdalena Berjón, la cuñada de la víctima, en el cuartel de Gijón –adelantada por EL COMERCIO– en la que mostró sus sospechas en relación a su propia hermana ha servido a los agentes para seguir componiendo un puzzle que ya tenían sobre la mesa y que ya apuntaba al entorno más cercano a la víctima, de 60 años.
La Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Asturias analiza los pormenores de la declaración de Magdalena Berjón para encontrar datos y detalles que les sean de interés y para determinar si la mujer ha contado toda la verdad sobre el ataque de su cuñado. La cuñada dijo que no había escuchado nada, que estaba en el piso de arriba y que fue luego, al bajar a la planta baja, cuando encontró a su hermana y al hombre con la cabeza «machacada a golpes». Su primera versión fue «decir lo que me dijo mi hermana, que habían entrado dos encapuchados y que le habían pegado». Sin embargo, pasados los días, manifestó que «tenía dudas» sobre la existencia de esos dos individuos que aseguraban que les habían atacado en pleno día (eran las 12 del mediodía), en un pueblo con gran afluencia de turistas para ver 'la Cuevona' y las casas tradicionales, y difícil acceso y por tanto, con difícil escapatoria.
Esas dudas ya se le planteaban de mano a los investigadores cuando acudieron a la escena del crimen. De hecho, según señaló la propia Magdalena Berjón, en la primera declaración en el cuartel de Ribadesella apenas unas horas después del homicidio, «los agentes me preguntaron: '¿Crees que tu hermana ha podido matar a Toño?' De mano les dije que no, casi me desmayo, pero ahora pasado los días no sé qué contestarles...», aseguró.
Cambio de actitud
La pareja del ganadero asesinado, Mar Berjón, mostraba hoy un semblante muy distinto mientras atendía al ganado en Cuevas. A raíz de tener conocimiento de las sospechas de su hermana en torno a su participación en la muerte violenta dejó atrás esa actitud compungida, con una forma lenta de hablar y caminar. Volvió a mostrarse como sus vecinos la recordaban: una mujer fuerte e incluso retadora.
Técnicos de la Consejería de Medio Rural acudieron en la mañana de hoy la ganadería Cuevas del Agua para revisar el estado en el que se encuentran las vacas y el resto de animales. Los dos funcionarios requirieron documentación a la pareja del ganadero asesinado, quien les entregó una carpeta con los registros de las cabezas de ganado.
Durante casi dos horas inspeccionaron las cuadras, las vacas que tenían en una parcela próxima y también los conejos y las aves de corral. Según señalaron fuentes del Principado, se trata de una inspección rutinaria para evaluar el estado de la ganadería tras la muerte del titular.
Al parecer, la compañera sentimental del ganadero asesinado estaría intentando vender alguna vaca para tener ingresos y dada la imposibilidad de atender a tantos animales. Esa venta no se habría materializado debido a que el propietario sería el fallecido y la heredera sería su propia hermana, con la que tenía desavenencias por los bienes de sus padres.
El caso del asesinato del ganadero permanece bajo secreto de sumario en el juzgado de Instrucción de Cangas de Onís, a cuyo partido judicial pertenece en concejo de Ribadesella.