Los Premios de EL COMERCIO reivindican la «integridad» para vencer a la incertidumbre
Las asociaciones de donantes de sangre, Noemí Pinilla, el hub de Defensa, Marisa Valle Roso, Samuel Trabanco y Luis Enrique recibieron el aplauso del Teatro Jovellanos
En tiempos de confusión, incertidumbre, inestabilidad, desorientación, desconcierto, polarización canalla y populismos, solo hay una apuesta ganadora: la de integridad. Y esa es la que representan las seis personas y entidades que en la tarde del miércoles se subieron a las tablas del Teatro Jovellanos para recoger los Premios de EL COMERCIO. Altruismo, solidaridad, talento, innovación y liderazgo son otras virtudes que adornan a quienes cosecharon el aplauso amplio y global de toda la sociedad asturiana, presente en un patio de butacas hasta la bandera. Vivieron todos una ceremonia emotiva y también con el recuerdo presente de dos ausencias de esta casa, las de la fotógrafa Puri Citoula y el escritor Xuan Bello, colaborador habitual durante décadas, fallecidos ambos recientemente. Para ellos fue el séptimo reconomiento de la tarde.
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La ceremonia, conducida por los periodistas Eduardo Paneque y Jana Suárez, viajó al pasado de 1995, el año en el que EL COMERCIO se convirtió en el primer periódico español que informaba a través de internet. Y ese aniversario, con él en el presente y ella en el pasado, fue el hilo conductor de la celebración. Pero el protagonismo absoluto fue para los premiados, que fueron subiendo al escenario después de que el presidente del Consejo de Administración de EL COMERCIO, José María González, pronunciara un discurso que sirvió para elogiar sus trayectorias y reafirmar el histórico compromiso de este periódico: «Vamos a seguir apostando por lo que construye, por lo que nos une y por lo que nos inspira», dijo tras hablar del reto del periodismo de reinventarse sin abandonar su esencia y de cómo este periódico encara su transformación con valentía y sin miedo: «Tenemos que seguir siendo una voz lúcida, crítica y libre».
El primero de los galardones que se entregó fue el de Acción Social, que aplaude la tarea de las asociaciones de donantes de sangre de Asturias. Tino Valdés, presidente de la Asociación de Gijón; Ernesto Marcos, su homónimo de la Hermandad del Principado (Oviedo), y Carlos Vigil, de la agrupación de Avilés y Corvera, recogieron el galardón. «Este premio es de los hombres y mujeres que con un gesto tan sencillo como extender el brazo dan vida», dijo Valdés en primer lugar. Marcos recordó que el hecho de que Asturias sea la tercera comunidad española en donaciones «no es fruto del azar», sino del trabajo de los voluntarios. Felices de que su tarea se reconozca, clamó el último por que no se detenga el afán: «Gracias a los 26.000 donantes de este último año y a todos los demás por vuestro compromiso y a seguir donando», concluyó.
Sería después el turno de la astrofísica Noemí Pinilla Alonso, el galardón de la Ciencia, que hizo una reivindicación profunda y sentida en favor del conocimiento. «Es algo que deja huella medible», dijo. Es «pura transformación» y es una necesidad: «No es un lujo romántico, es una inversión esencial», dijo. Y concluyó con un llamada a alentar esa búsqueda del saber: «No hay preguntas tontas, no dejen de preguntar, pero sobre todo no dejen de buscar respuestas».
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Marisa Valle Roso, que recibió por su ingente talento el premio de la Cultura, habló en asturiano para recordar que desde los ocho años se asoma a estas páginas y que en su vida, como destaca el galardón, siempre ha estado presente el compromiso: «Para mí es una necesidad y también una forma de mostrar lo orgullosa que estoy de esta tierra», dijo. Clamó por que no se pare la lucha feminista, pidió a los padres que les enseñen a sus hijos la cultura asturiana y acabó cosechando el aplauso unánime al pedir que pare «el genocidio de Gaza».
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El galardón a la Iniciativa Empesarial distinguió al Hub de Defensa, que estuvo representado por Carolina Díaz, su directora, y Sergio Menéndez, su presidente. Fue el último quien recordó que aquella idea lejana «hemos logrado hacerla realidad» y que se ha nutrido fundamentalmente de una «apuesta por Asturias y su futuro industrial». Subrayó que el Principado está en condiciones de nutrir desde sus empresas de defensa de equipos y material a nuestras fuerza armadas. Díaz, por su parte, reivindicó el fundamental papel de la defensa para garantizar la libertad y la calidad de vida.
Samuel Trabanco recogió emocionado la obra 'Matinal' de Pelayo Ortega y recurrió a lo que le dictó el corazón para agradecer el galardón a la Proyección de Asturias después de ver cómo la sidra se escanciaba sobre las tablas. Recordó a sus ancestros y su apuesta por llevar la sidra cada vez más lejos y se confesó abrumado. «Hacer negocio es circunstancial, crear empresa es crear futuro y eso es lo que ha querido hacer mi familia», subrayó.
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El último de los galardones fue el de los Deportes, para Luis Enrique Martínez, que no pudo acudir a la ceremonia pero envió un vídeo desde París. Dos niños, Manuela y Xabel, con camisetas de la Fundación Xana, salieron a escena para entregar a los hermanos del premiado, Argen y Felipe, el reconocimiento. Se confesó «embajador de la tierrina» el 'míster' asturiano, que concluyó su breve intervención con un sonoro «Puxa Xixón».
Recepción de los premiados en el Ayuntamiento de Gijón
Llegaron después más palabras. Para empezar, las de la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, quien habló de libertad de expresión, de periodismo, «que o es riguroso o no lo es» y de trabajar con las luces largas por el futuro. Y lanzó un deseo: el de seguir insistiendo en «hacer del porvenir un lugar donde habitan los sueños, la esperanza y una sociedad mejor».
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Fue después el turno de la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, quien se felicitó por «reconocer a lo mejor de nuestra tierra» y subrayó que la sociedad crece desde lo colectivo y la capacidad de conjugar consensos y sensibilidades. Eso necesita «Gijón, una ciudad en transición», cuyo mejor capital «es la ciudadanía» y de su mano ha de seguir creciendo. También junto a este periódico: « El diario EL COMERCIO demuestra, un año más, su inquebrantable compromiso con el desarrollo de una ciudad de la que la institución, y digo institución, forma parte indivisible», concluyó.
Habría de cerrar el acto Ángel M. González, director de EL COMERCIO, quien resumió en una palabra, la de la integridad, lo mejor de esta nómina de galardonados 2025 que se une a las que se han ido componiendo desde que en 1998 comenzarán a entregarse estos premios. No se olvidó del mundo confuso ni de los malos tiempos que acechan a la prensa escrita, acosada por las poderosas plataformas y los algoritmos. Pero el mensaje fue optimista: «Puede que la empresa periodística esté herida, pero les aseguro que el periodismo tiene larga vida por delante».
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Tras las palabras necesarias, llegó la música. Absolutamente imprescindible. Marisa Valle Roso agarró su guitarra y propició el regalo final y la ovación definitiva antes de que bajara el telón.
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