Lucía Feito, psicóloga: «Para los padres, el verano puede venir acompañado de dudas o estrés»
La psicóloga Lucía Feito da una serie de consejos para que las vacaciones sean un regalo para toda la familia
Por fin llegaron las vacaciones y el colegio se ha acabado. Ese momento que los niños esperan con tanta ilusión, pero que a veces para los padres puede venir acompañado de dudas o incluso de un poco de estrés. ¿Cómo organizamos estos largos días sin que se conviertan en un caos? ¿Cómo hacemos para que el verano sea un tiempo de disfrute y descanso, y no de discusiones y frustraciones?
Como psicóloga, veo cada verano cómo las familias buscan ese equilibrio entre dejar que los niños sean libres y a la vez mantener cierto orden para que todos estemos bien. Aquí te quiero compartir algunos consejos que funcionan de verdad para que estas vacaciones sean un regalo para toda la familia.
Se acabó el cole, ¿y ahora qué?
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1
Rutina sí, pero flexible
El verano no es para seguir horarios estrictos, pero a los niños les gusta tener cierta previsibilidad. Mantener horarios aproximados para las comidas, la siesta o el momento de jugar, les da seguridad. Eso sí, sin agobios: si un día nos apetece hacer algo diferente, adelante.
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2
Participación activa de los niños
Involucrar a los pequeños en decidir qué hacer durante el día es clave. Les hace sentir que su opinión importa y reduce los «me aburro» o las rabietas. Puede ser tan sencillo como hacer un planning semanal juntos, donde cada uno elija una actividad.
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3
Espacios para estar a solas
Aunque parezca que en vacaciones todo es compartir, todos necesitamos un ratito para nosotros. Respetar el momento de lectura, de juego tranquilo o incluso un pequeño descanso a solas hace que las pilas se recarguen.
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4
Hablar de lo que sienten
Los niños, como nosotros, también experimentan emociones complejas. Preguntarles cómo se sienten y escucharles sin juzgar les ayuda a expresarse mejor y a evitar conflictos.
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5
Juegos, risas y momentos para conectar
El verano es perfecto para jugar juntos, sin prisas, sin mirar el reloj. Eso crea recuerdos felices que los niños y nosotros recordaremos siempre.
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6
Sé amable contigo mismo
No necesitas ser una madre o un padre perfecto. Disfrutar con calma y humor es lo más valioso que puedes ofrecer.
¿Y si mi hijo no quiere ir al campamento?
Es muy común que algunos niños se resistan a la idea del campamento, y eso puede generar tensiones. Si tu hijo dice «no quiero ir», lo primero es escucharle con atención, sin minimizar sus miedos.
Pregúntale qué le preocupa: ¿se siente lejos de casa? ¿No conoce a nadie? ¿Le da miedo dormir fuera? Validar esas emociones es fundamental para que se sienta acompañado.
Después, infórmate bien y cuéntale qué va a pasar en el campamento, qué actividades habrá y que podrá hablar contigo si le echa de menos. A veces, probar con campamentos de día o estancias cortas es una buena idea para ir acostumbrándose poco a poco.
Y si a pesar de todo, no está preparado, está bien. No forzarle le ayudará a sentir que su opinión importa y evitará que la experiencia se convierta en algo traumático.
Niños y abuelos: una oportunidad para crecer juntos
El verano también suele ser tiempo de pasar más horas con los abuelos, un regalo para los niños y para la familia. Pero la convivencia puede traer diferencias: normas, formas de educar, ritmo distinto…
Aquí lo importante es facilitar que abuelos y niños puedan expresar lo que necesitan y esperan. Establecer acuerdos sencillos para respetar límites y normas básicas ayuda a que todos estén cómodos.
También es genial aprovechar para hacer actividades juntos: cocinar, salir a pasear o jugar a juegos que disfruten todas las edades.
Por último, los abuelos tienen un papel precioso en transmitir historias, valores y ese cariño especial que tanto nutre a los niños.
Este verano, se acabó el cole puede ser el inicio de un tiempo para crecer en familia, con paciencia, amor y muchas sonrisas.
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