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La avellana es un cultivo tradicional en el Principado, donde además crece de manera silvestre. La región fue, de hecho, potencia mundial. Más de un siglo atrás, las embarcaciones zarpaban de los puertos asturianas rumbo al Reino Unido para proveer del fruto seco que brotaba en abundancia.
Todo eso pasó. Frente al Cantábrico ya no hay plantaciones profesionales y Tarragona concentra el grueso -más del 80%- de la producción nacional. Aunque la producción a gran escala desapareció con el paso del tiempo, la avellana dejando su impronta en la cocina y en la memoria sápida regional.
Ricas en proteína, fibra, carbohidratos, minerales y, especialmente, aceite, sus propiedades nutricionales no son nada desdesdeñables. El Serida explica, por ejemplo, que el aceite de avellana tiene un alto contenido en ácidos grasos insaturados, vitamina E y fitoesteroles, compuestos interesantes en la dieta por los beneficios que aportan a la salud.
Sus ricas propiedades y el creciente interés por la agricultura sostenible y el producto local, han reavivado el interés por recuperar su cultivo y alumbrado proyectos nuevos como el de Asturcilla crema de avellanas al cacao elaborada por la cooperativa Kikiricoop en Cabranes, «ecológica y neopaisana», como la bautizan sus creadores.
Porque de donde nunca han desaparecido 'les ablanes' es de la gastronomía asturiana con los carajitos del profesor como mejor embajador de su excelencia. Su sabor delicado, ligeramente dulce y tostado, se integra con naturalidad en platos dulces y salados, aportando textura y profundidad.
La salsa de avellanas, que bien puede acompañar unas albóndigas como las de Casa Telva o una presa ibérica con foie, acompaña también carnes de caza, especialmente jabalí o corzo. Las avellanas se integran en ensaladas junto a quesos asturianos, coronan pescados y carnes y se integran en sabrosos, como este de cebolla y escanda.
De vuelta al universo dulce, los carajitos del profesor son santo y seña en Salas, donde los elaboran la cuarta generación de una familia que ha consagrado su vida al dulce. Carmen y Teresa perpetúan receta, elaborada a base de avellana y sorprendentemente sencilla: se trituran las avellanas y se mezclan con el azúcar. Después, se incorporan las claras de huevo y todo ello se hornea a 200 grados durante 20 minutos aproximadamente.
Tarta de avellana, delicias de avellana, ruso de trufa y avellana... Son muchas las dulcerías alumbradas a partir del sabroso fruto seco.
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